Se refiere a emborracharse. El origen, aunque no está claro, parece que se refiere a la antigua costumbre de añadir agua al vino para tenerlo más tiempo. Cuando se hacía esto, se decía que “bautizaban el vino”, como a los niños cristianos. Turquía era mayoritariamente de religión islámica y no cristiana, de modo que al vino sin aguar se le llamó turco. El vino turco, entonces, embriagaba más que el aguado o bautizado.
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